La participación del Barcelona estuvo condicionada por el compromiso de Laporta de dejar votar la propuesta a los socios del club.
“Mantenemos una postura prudente”, dijo Laporta. “Es una necesidad, pero los socios de nuestro club tendrán la última palabra”.
Laporta parecía dispuesto a modificar la parte más controvertida del proyecto: bloquear los 15 clubes fundadores y dejar solo cinco plazas abiertas para que otros equipos se unieran cada temporada.
“Tiene que ser una competencia atractiva, basada en el mérito ganado en el campo”, dijo Laporta. “Defendemos nuestras ligas nacionales y un diálogo abierto con la UEFA”.
En su comunicado, el Barcelona defendió su decisión de apostar por el nuevo esquema porque, según el club catalán, no subirse al proyecto “habría sido un error histórico”.
Pero el club ha añadido que, si bien defiende la Superliga, la reacción en contra ha supuesto que “es innegable que el FC Barcelona entiende que hay que hacer un análisis mucho más profundo.
“Este análisis más profundo requiere tiempo y la calma necesaria para evitar que se tomen medidas apresuradas”, dijo el club.
El tiempo parece ser una cosa que tienen Barcelona y Madrid con fuerzas alineadas contra ellos.
Mientras Laporta hablaba en Barcelona, el resto de clubes de la liga española ajenos al proyecto de la Superliga se reunieron por videoconferencia con el presidente de la liga, Javier Tebas, para formar un frente común frente a la nueva competición. Madrid, Barcelona y Atlético no fueron invitados al encuentro.